Quienes vivimos en una gran ciudad, dibujada por edificios, asfalto caliente y un tráfico continuo de vehículos en horas punta, estamos acostumbrados, desgraciadamente, a pasar nuestro día a día sin tener ningún tipo de contacto con el medio natural. Nuestro entorno es gris y lleno de humo, ruido y prisas.
Escapar de esta jaula de hormigón los fines de semana, y buscar el remanso de paz que nos regala la madre naturaleza en el territorio andaluz (si no nos creéis pinchad aquí), es para muchos la mejor forma de reponer fuerzas y emprender cada lunes una nueva semana «urbanizada».
Pero no siempre es posible escapara de la vorágine urbanita en la que vivimos, motivo por el que las zonas verdes cada vez cobran mayor importancia en nuestras ciudades. No es cuestión de capricho, sino una obligación recogida en la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA), en la que se establece, en su artículo 10.A.c.1, que los parques, jardines y espacios libres «deben respetar un estándar mínimo entre 5 y 10 metros cuadrados por habitante».
Por si esto nos pareciera poco, la Organización Mundial de la Salud, recomienda que, para aportar a los ciudadanos el bienestar físico y emocional necesario, las ciudades y pueblos deben disponer de una superficie de zonas verdes de entre 10 y 15 metros cuadrados por habitante.
Así que ya sabéis, disfrutad de estas zonas de ocio y esparcimiento, un pequeño remanso de paz en nuestras bonitas ciudades.