La realidad económica y social que vivimos actualmente, protagonizada por la búsqueda desesperada de una tabla de salvación con la que poner fin a una situación insostenible para el bolsillo y la moral de los ciudadanos, está llevando al traste muchos de los avances que en materia de Medio Ambiente se habían conseguido en los últimos años.
En época de vacas flacas, la preocupación por los aspectos ambientales, la apuesta por nuevas tecnologías más limpias y la inversión en fuentes de energías renovables con las que hacer frente al cambio climático, parece que no son prioritarias. La atención de la población, la clase política y los medios de comunicación se centra actualmente en los mercados, en las primas de riesgo y en los esfuerzos que los gobiernos solicitan a una población cada vez más incrédula ante el devenir de los acontecimientos.
Por desgracia, todo esto se traduce en cambios políticos e institucionales que, bajo la permisividad de unos y el desconocimiento de otros, han supuesto la eliminación del Ministerio de Medio Ambiente tras 15 años de existencia, entrando a formar parte del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, lo que parece que se traduce en una pérdida de protagonismo ambiental en esta legislatura, en pos de un departamento agrario que gana fuerza.
A esto debemos sumar la supresión de la Secretaría de Estado de Cambio Climático. Si tenemos en cuenta que en el año 2011 se produjo un aumento del 25% en las emisiones de CO2 procedente del sector eléctrico, debido al aumento en la generación de energía con carbón, tal vez habría que pensarse dos veces el prescindir de este tipo de organismos.
Desgraciadamente, como ya hemos comentado, la situación que atravesamos hace necesaria la toma de decisiones que no siempre son las más agradables.
Mientras tanto seguiremos viendo como el modelo energético actual continúa aumentando las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero, como se prolonga la vida de centrales nucleares con más de cuarenta años de vida, como una nueva cumbre destinada a poner freno al cambio climático nos produce más incertidumbre que esperanza, o como el Hayedo de Zilbeti, en Navarra, Zona de Especial Conservación de la Red Natura 2000, se ve amenazada por la construcción de una mina a cielo abierto.
Trabajemos para que en el futuro, cuando nuestros hijos nos pregunten por qué, no nos arrepintamos de las decisiones que tomamos instigados por una crisis de la que ellos no eran culpables. Apostemos por la sostenibilidad, por nuevos modelos económicos, por nuevas estrategias energéticas.
No demos ni un solo paso más atrás.